Asombrada por los colores, sobrecogida por los contrastes, abrumada por la velocidad imposible de los carritos tuc-tuc (parecidos a las moto taxis), impactada por la pobreza y la manera pasiva de asumirla… Ah, y fascinada hasta las lágrimas por el picante de sus comidas. Son tantas las emociones que ha vivido Margarita Rosa de Francisco durante casi seis semanas en el Desafío India, la reencarnación, que a veces las palabras no alcanzan.
Y es que el país de los mil colores es un mundo aparte, que desata sentimientos profundos y contradictorios. En este planeta, en este universo tan distinto y distante de nuestro mundo occidental, con sus sabores, texturas, aromas y costumbres únicos e indefinibles, se desarrolla una nueva edición del reality del Canal Caracol, con 32 participantes en cuatro equipos, para la que fue necesario desplazar a un equipo de 182 personas, y que Margarita Rosa no duda en señalar como “la versión más impactante de todas”.
“Quise el programa desde el primer momento, lo adoré. Se creó una relación muy cercana entre quienes lo fundamos. Hoy en día el grupo está muy compacto, funciona como un reloj, hay muchas cosas que no necesitamos ni preguntar. Toda esa costumbre y esa experiencia con la que hemos aprendido todos al mismo tiempo es la que hace que podamos estar siempre ahí. Se creó una relación entre la imagen que yo tengo y el programa, porque siempre dije que lo quería hacer”.