La «I» de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) es la única que mantiene el brillo en el temporal que azota a las economías emergentes, ante el endurecimiento de la política monetaria en Estados Unidos y el hundimiento de las materias primas. Pero es la desaceleración china la que más preocupa, pues su caída supondría un terremoto cuyas réplicas se sentirían en todo el planeta.
La opinión generalizada es que la ralentización del gigante asiático entra dentro de la normalidad en el proceso de transición iniciado por su economía, de la manufactura a los servicios, de la inversión al consumo… Sin embargo, más allá de la creencia de que Pekín será capaz de evitar el peor escenario, nos encontramos la suspicacia de los expertos ante las medidas implementadas por sus autoridades y ante los datos oficiales. Incertidumbre… el peor enemigo del mercado.
Pero, con las cifras en la mano, parece que China tiene controlada la situación y que, además, contamos con otro pilar en el que apoyarnos: India. El Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la primera crecerá un 6,3% este año (frente al 6,9% de 2015, el ritmo más lento desde 2009) y un 7,5% la segunda (7,6% previo). El Ejecutivo de Narendra Modi, que esta semana ha presentado el Presupuesto para el ejercicio 2016-2015, apunta a una cifra similar: entre el 7% y el 7,5%, pero se habla de un potencial del 8% o superior para los próximos dos.
Unas cuentas que desde Moody’s califican de «positivas para la mayor parte de los sectores, a excepción de los bancos públicos». Destacan estos analistas que el compromiso con la consolidación fiscal apoya la deuda soberana, aunque reconocen que la reducción del déficit seguirá siendo un reto. El compromiso es reducirlo al 3% en un par de años. Mientras tanto, la misma agencia rebaja la perspectiva del rating «Aa3» de China hasta negativa desde estable, ante el riesgo que supone la elevada deuda, las salidas de capital y la credibilidad de las políticas económicas.
¿Por qué el optimismo sobre la India no compensa el pesimismo sobre China?
En este contexto, desde Citi se preguntan «¿cómo es posible que todos estemos preocupados por China cuando la situación en la India no hace más que sorprender de forma favorable? Aunque, esta cuestión también podría hacerse de otra forma: ¿por qué el optimismo sobre la India no compensa el pesimismo sobre China?»
Su estratega en España, José Luis Martínez Campuzano, detalla que «las cifras oficiales de China podrían estar ofreciendo una imagen algo distorsionada de la realidad, sobrevalorando el ritmo de crecimiento real. Ajustadas, el crecimiento podría quedar en niveles de 4,5%-5%. Y más lejos del 7,4% que crece India». No obstante, recuerda que el peso de la primera economía es del 17% del PIB mundial, frente al 7% de la segunda…
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